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Le perteneces

1 Corintios 3:22-23 “(…) todo es vuestro, y vosotros de Cristo y Cristo de Dios”
1 Corintios 6:13 “(…) pero el cuerpo no es para la fornicación, sinó para el Señor, y el Señor para el cuerpo”
1 Corintios 6:25 “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
1 Corintios 6:17 “pero el que se une al Señor, un espíritu es con él”
1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual està en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

En resumen, le pertenecemos.

1 Corintios 6:20 “porque habéis sido comprados por precio”

Dios nos ha hecho su propiedad privada, pagó un alto precio por nosotras. Esto se me escapa, es un acto de amor tan grande e inigualable… Somos su pertenencia, “la niña de Sus ojos” no por un mérito personal ni porque haya nada de valor en nosotras, el valor nos viene dado por Él, por Aquél quien es nuestro dueño.

Nuestro dueño… ¿puede asustar un poco no? Está claro que en este mundo no está bien visto el concepto de dueño y de esclavo, pensar que no tienes derecho a hacer lo que quieras, aceptar que alguien te guíe y deberte completamente a ese alguien. Esto a muchos les sonará a locura, pero qué precioso ser de Él, del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Así que, si somos Suyas, esto debería reflejarse en nuestras vidas, ¿no?

Si algo nos pertenece, ese algo depende de nosotras, nosotras dependemos del Señor, Él se encarga, Él da esa paz que sobrepasa todo entendimiento y sabe los planes que tiene para nosotras. Porque lo mejor es que no pertenecemos a cualquiera, mis cosas se ensucian, se rompen, me olvido de ellas, soy un poquillo despistada y desastrillo, pero nuestro Dios es perfecto, podemos confiar completamente

Salmos 23:4 “Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

1 Corintios 6:20 “porque habéis sido comprados por precio, glorificad, pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”

Debemos glorificarle, darle honor. Sabiendo que (1 Corintios 6:12) “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ninguna”.

No todo es provechoso, no hay comparación: decidir vivir para Cristo, con la mira puesta en las cosas de arriba y no en lo pasajero de este mundo es la mejor opción.

Aún y así, muchas veces actuamos solo para nosotras, perteneciéndonos o incluso nos ponemos a depender de los demás, la Biblia dice:

7:23 “por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres

Este versículo me impacta de una manera especial, parece (y es) ilógico, haber sido comprado por precio, tener tanto valor para Dios pero atarse al mundo, a sus corrientes, pensamientos, “querer encajar” sin vivir como extranjeras que somos, sabiendo que “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:20).

 

No olvidemos a nuestro Dueño y Señor, busquémosle, anhelemos ser transformadas, santificadas por Él, reflejarle en nuestras vidas y vivir para Él, siguiéndole y dejando lo demás, Dios merece nuestro todo 🙂